«Ya estamos a mediados de enero y me cuesta cumplir mis propósitos de Año Nuevo. ¿Soy el único?». No te preocupes, no estás solo. Esta es una experiencia común para la mayoría de la gente cada año. Aunque es tentador fijarse propósitos -incluso en los colegios se anima a los adolescentes a hacerlo-, es importante plantearse hasta qué punto son realistas. ¿Se podrán cumplir?
Es fundamental elegir propósitos que puedan integrarse fácilmente en su rutina diaria para evitar frustraciones. No es necesario que modifiques el propósito en sí, pero podrías redefinirlo para hacerlo más fácil y realista. Aquí comparto algunas estrategias prácticas que pueden ayudarte a transformar tus propósitos de Año Nuevo en hábitos diarios sin esfuerzo, lo que, a su vez, puede repercutir positivamente en tu carrera profesional.
1) Fijar tu norte
Es importante fijar objetivos claros para el año y escribir por qué te importa alcanzarlos. ¿Quién te imaginas que serás después de alcanzarlos? ¿Puedes conectar todos tus objetivos con tu propósito, como una estrella polar que te guiará a lo largo del año?
2) Empezar poco a poco
Empeza con pasos pequeños y alcanzables en lugar de hacer cambios significativos de golpe. Por ejemplo, si su objetivo es aumentar la productividad, puede empezar reservando 15 minutos cada mañana para concentrarse en sus tareas más prioritarias. Del mismo modo, si quiere empezar a hacer ejercicio, en lugar de presionarse para hacer una sesión de una hora dos veces por semana, puede empezar con sólo 15 minutos de cualquier tipo de movimiento cada día.
3) Anclar los hábitos a rutinas existentes
Para desarrollar nuevos hábitos, puede ser útil utilizar su rutina actual como punto de partida. Intente conectar el nuevo comportamiento que desea adoptar con un hábito actual para que la transición sea más suave. Por ejemplo, si quiere leer más, considere la posibilidad de hacerlo después de cenar como parte de su tiempo en familia. Otra posibilidad es escuchar audiolibros durante el trayecto al trabajo. También puede pedir a sus amigos o familiares que le ayuden, ya sea haciéndolo con usted o convirtiéndose en sus compañeros de responsabilidad.
4) Simplificar
Integralo en tu día a día creando una rutina fácil de seguir. Tene en cuenta lo siguiente:
Tiempo inicial: Elije una forma de ejercicio que pueda hacer fácilmente en casa o que requiera poca preparación o tiempo inicial. Si es necesaria alguna preparación, estandariza tu proceso de preparación para hacerlo más rápido.
Frecuencia: Cuanto más frecuente sea el ejercicio, mejor, ya que ayuda a crear el hábito más rápidamente. Si es necesario, hazlo en trozos más pequeños, pero haz ejercicio con frecuencia.
Ritmo circadiano: Identifica el mejor momento del día para incorporar la actividad que desea realizar. Algunas personas prefieren hacer ejercicio antes de desayunar, mientras que otras prefieren hacerlo antes de comer o después de cenar. Pruebe distintas horas y vea qué le sienta mejor. Si no puedes levantarte antes por la mañana, prueba a hacerlo antes de comer. Mi hora favorita para hacer ejercicio es sobre las 11 de la mañana, y me gusta leer por la tarde.
Variedad: Personalmente, prefiero tener diferentes opciones de ejercicio, como jugar al tenis, nadar, patinar o montar en bicicleta. Para cuando no puedo hacerlos, tengo una rutina de entrenamiento en casa que se centra en ejercicios abdominales. La variedad evita que te aburras con el tiempo o que encuentres excusas para dejarlo.
Tamano: Si quieres reducir algo, como el tiempo que pasas frente a una pantalla o el consumo de alimentos, no necesariamente tienes que eliminarlo por completo. En su lugar, presta atención a la cantidad. Por ejemplo, prueba a reducir el tamaño de las raciones o a sustituir algunos ingredientes.
Tiempo de espera: Tenga en cuenta el tiempo total de espera antes de añadir un hábito a su rutina. El tiempo de espera es la cantidad de tiempo que transcurre desde el inicio de un proceso hasta su conclusión. Por ejemplo, para empezar a correr, no sólo necesita los 30 minutos de carrera, sino también el tiempo necesario para vestirse, ir a por agua y ducharse a la vuelta. Cuéntalo todo en una caja de tiempo para que tu planificación sea más realista.
5) Ser constante
La constancia es la clave para crear hábitos. Utiliza el timeboxing para programar actividades en tu calendario y haz que formen parte de tus tareas diarias. Y lo que es más importante, no te desanimes si pierdes un día por un asunto urgente. Utiliza afirmaciones, recordatorios o un coach (como yo) como compañero de «accountability». Vuelve a intentarlo mañana o házalo aun más fácil.
Convertir los propósitos de Año Nuevo en hábitos diarios es un viaje que requiere compromiso, paciencia e intencionalidad. Empieza con tus objetivos en mente y transforma tus propósitos en hábitos para toda la vida, impulsando tu carrera en el año que empieza.